La Pianista
Elfriede
Jelinek
Biografía
De padre judío checo (el apellido Jelinek, significa
"cervatillo" en checo). Friedrich Jelinek, químico de ascendencia
judía, había sobrevivido al nazismo gracias a que sus investigaciones revestían
una importancia capital para la industria bélica. Fallece prematuramente dentro
de una clínica psiquiátrica en 1969.Su madre, vienesa de clase acomodada.
Desde muy temprana edad aprendió música y estudió
composición en el Conservatorio de Música de Viena. Tras diplomarse en 1964,
realizó cursos de Teatro e Historia del Arte, mientras continuaba con sus
estudios musicales.
Muy pronto debe abandonar la universidad, pues su
grave estado psíquico la conduce a un aislamiento absoluto: durante todo un año
jamás sale de su casa. En los setenta, empieza a encontrar su lugar en el
mundo: obtiene su diploma de organista en el conservatorio, gana premios por
sus piezas radiofónicas, y se casa con Gottfriend Hüngsberg.
En 1967
interrumpió sus estudios y comenzó a escribir. Lírica y textos en prosa
aparecen en antologías y revistas literarias, antes de la publicación de su
primer libro 'Wir sind Lockvögel baby” (“Somos reclamos, baby”) en 1970.
Elfride perteneció al Partido Comunista Austriaco de
1974 a 1991, y gran parte de su trabajo se puede inscribir en la sofisticada
tradición lingüista de la crítica social.
Se hizo popular por su novela “Las amantes” (1975),
que conquistó al público de lengua alemana. Otras obras suyas sobresalientes
son las novelas: “Los excluidos” (1980), “La pianista” (1983), “Deseo” (1989), “Los
hijos de los muertos” (1995) y “Obsesión” (2000); el libro de poemas “Las
sombras de Lisa” (1967); las obras teatrales “Lo que ocurrió después de que
Nora abandonara a su marido” o “Pilares de la sociedad” (1979), “Nubes”, “Hogar”
(1988), “Una pieza deportiva” (1998), “La Central” (2003).
Controvertida y polémica, Elfriede Jelinek fue
ganadora en 1998 del Premio Georg Büchner, la más alta distinción de la lengua
alemana.
'La pianista', la obra en que se basa la película de
Michael Haneke, fue editada en castellano por Mondadori a principios de los
noventa, al igual que 'Los excluidos'. 'La pianista' obtuvo el Gran Premio del
Jurado en Cannes 2001.
Aclamada y controvertida, las obras de Jelinek se
mueven entre la prosa y la poesía, e incluyen descripciones que van desde
escenas teatrales a secuencias fílmicas. Jelinek ha entrado también en el
terreno radiofónico, así como la traducción al alemán de autores
estadounidenses, Thomas Pynchon entre ellos, y actualmente reside entre Viena y
Múnich.
Décima mujer
galardonada con el premio Nobel de Literatura, y segunda de nacionalidad
austriaca, lo obtuvo en 2004 por «el flujo musical de voces y contravoces en
sus novelas y obras de teatro». Cuando se enteró que
había recibido el máximo galardón literario–lo que significó una especie de
azote o flagelo que la justicia poética arrojó sobre la Austria más
conservadora–, Jelinek expresó: “Es un gran honor, pero siento más
desesperación que alegría”. Por supuesto, después no acudió a Suecia, alegando
que la exposición pública podría hacerle mal. En otras palabras, la
vulnerabilidad asociada con una negativa radical a doblegarse ante las
convenciones de la industria cultural.
Temáticas
y polémicas
Como sus
compatriotas Elías Canetti y Thomas Bernhard, sus obras han sido desde un
comienzo un auténtico mazazo para la sociedad austriaca que, según Jelinek está
dominada por la hipocresía de la clase pequeño burguesa. Su declaración de 1980
“Austria es una nación criminal” refiriéndose a las conexiones de dicho país
con los nazis, así como al catolicismo rígido y mentiroso, no le valió
precisamente la simpatía de sus compatriotas. En cada novela se ocupa de
destacar la situación de su país como una sociedad altamente xenófoba y
clasista. Ha manifestado "vergüenza" de ser austriaca y apuntaló que
el Nobel ha sido concedido a su obra, no a su nacionalidad, que considera
"un accidente".
Entre sus preocupaciones figuran la crítica social, el
análisis de la condición de la mujer y el desarrollo de un lenguaje propio,
muchas veces devenido en verdadero protagonista de sus obras.
Feminista a ultranza y defensora de las ideas de la
izquierda, Elfriede Jelinek ha sufrido en su país el ataque de los partidos de
derecha y, tras la llegada al Gobierno de Jörg Haider, sus novelas y obras
teatrales, han sido calificadas como anti-arte o como pornografía roja. “No
me imagino nada más absurdo que personas vivas en un escenario", aseguró
en su día la autora.
Su instrumento de reivindicación es la escritura, Da
la vuelta a los tópicos feministas más sobados y lo hace, eso sí, sin perder de
vista la diferencia y desigualdad. Sus obras más recientes
son variaciones de uno de sus temas básicos: la falta de habilidad de las
mujeres para ganar visibilidad en un mundo en el que están delineadas como
estereotipos.
Jelinek considera
que debe hacerse frente al caos de una sociedad patriarcal dominada por el
sexo, el cual, como elemento vertebrador, parece ser tan sólo productor de
podredumbre. Y para ponerla de relieve nada mejor que llevar la situación hasta
extremos casi insoportables donde los personajes parecen perder su naturaleza
de humanos para ser bestias.
El sexo es reiteradamente presentado en sus textos
desde la perspectiva de herramienta de dominio, poder ante el cual sucumbe el
ser por su naturaleza sexuada, poder que (se) pretende ejercer sobre otros en
ejercicios de seducción – privación – castración.
La profesora de "La pianista" y la joven
pianista de "Los excluidos", son mujeres atormentadas, con marcados
indicadores de patología psíquica.
Knut Ahnlund, miembro de la Academia argumentó que la
escritora representa la "pornografía (que) se ha infiltrado en ofertas
culturales respetables y aceptadas.
De todas maneras, la acusación de
"pornografía" no es una descalificación justa ni muy acertada en
estos tiempos.
Engdahl
explicó que leer a Jelinek es "difícil" porque en su obra "no
hay un narrador simpático en el que pueda descansar el lector". En su
literatura no hay lugar para la piedad ni para sentimientos tibios. No hay
condescendencia ni disculpas para la negligencia, la puerilidad y la ignorancia.
Solo es posible una toma de posición empática con el relator (la escritora),
que es quien nos está abriendo la puerta a mundos donde las ficciones contienen
entramados simbólicos que reflejan realidades sociales y subjetivas
angustiantes y rechazables, cuando no desesperantes.
La
pianista (Die Klavierspielerin) es una novela publicada en
1983 por la editorial Rowohlt.
Argumento
La protagonista de “La pianista” es Erika Kohut, una
profesora de piano del conservatorio de Viena. Erika ronda los 40, pero aún
vive con su madre, desde el "destierro" y la muerte de su enfermo
padre.
Su dominante madre le obligó a tocar el piano y está
frustrada bajo su control emocional y sexual, pues no le deja ni comprarse la
ropa por sí sola. Erika no posee ningún espacio privado, ya que el dormitorio
que habita no se puede cerrar con pestillo. Erika anhela prendas
nuevas. Como no puede conseguirlas, intenta destruirlas. De manera compulsiva
las roba, aunque, presa del miedo, arroja el botín en el siguiente basurero.
El objetivo de la madre es desde un principio hacer de
su hija una estrella, controlar todos sus movimientos y no perderla de vista
para asegurarse a sí misma una compañía. La carrera de piano en solitario
resulta ser un fracaso, por lo que acepta un puesto como profesora en el
conservatorio.
Para la mujer, ya jubilada, el dinero de Erika es la
esperanza para la inminente adquisición de un piso propio en el cual pueda
seguir viviendo con su hija.
La madre considera que Erika le pertenece y no
consiente prácticamente ningún intento de socialización, especialmente las
relaciones con los hombres. Si su hija llega tan solo 15 minutos tarde a casa,
no la deja tranquila hasta que ésta le cuenta el motivo del retraso.
Periódicamente, Erika organiza pequeños conciertos y
obliga a los alumnos a asistir con sus padres; de lo contrario, los alumnos
reciben malas calificaciones. Por supuesto, también la música, que en opinión
de su madre debería incrementar el valor de su hija, se convierte en una carga
para Erika, ya que su madre le exige demasiado.
En
el abrazo agobiante de su madre, Erika muere mentalmente. Esto provocará una
represión brutal en la profesora de piano y todo tipo de perversiones sexuales
y fantasías autodestructivas, por no hablar de la terrorífica relación
amor-odio entre madre e hija.
Erika acude a Peepshows (espectáculos voyeur) y
contempla a desconocidas mientras ellas se dedican al tráfico de sexo en los
parques de Viena. Pero eso no le aporta la suficiente satisfacción.
Prater de Viena |
A veces, cuando
su madre no está, Erika acude a conciertos por las tardes, conduce al anochecer
al Prater de Viena y pasea por la zona. Su objetivo es el Jesuitenwiese. Avanza
sigilosamente hacia una pareja y observa su acto sexual.
A menudo, la profesora de piano espiaba a sus alumnos,
pero se sorprendía, por ejemplo, al ver los carteles de las películas de
contenido pornográfico en el cine Metro-Kino de la calle Johannengasse. Tan
solo había visto este tipo de cine pornográfico en dos ocasiones, ya que
prefería las representaciones.
Además, Erika tiene en todo momento junto a ella una
hoja de afeitar envuelta con cuidado. Con ella se hace cortes en el dorso de la
mano o en los labios vaginales frente a un viejo espejo que su padre utilizaba
para afeitarse.
Erika
sólo es una mujer perturbada profundamente y envuelta en una relación
sadomasquista con su madre y con el mundo.
Cuando uno de los alumnos de piano de Erika, el
deportista comprometido y estudiante de electrónica Walter Klemmer, decide
conquistar a la profesora, a ella le supera. Luego de algunos escarceos, le
escribe una carta en el que le propone una relación sado-masoquista que lo
perturba profundamente. Este individuo es una persona algo ambigua pero que va
terminar siendo cruel y lleva la relación a un desenlace muy brutal.
Crítica
La pianista es una de las obras más significativas de
Jelinek y puede incluirse en la literatura actual que trata la relación
madre-hija. Novela corta y muy intensa en emociones. Es la sobrecogedora
relación de amor y odio entre ellas.
La obra, es, según la propia Jelinek, su texto más
personal y lacerante a la vez. Erika no es guapa. Si quisiera serlo, la madre
se lo prohibiría de inmediato. Erika estira en vano sus brazos hacia el
destino, pero el destino no hace de ella una pianista. La arroja contra el
suelo como viruta de madera.
La asfixiante presencia y el despiadado egoísmo de
esta madre, que controla todos los resquicios vitales de su hija –con quién
cruza una mirada, qué come, cómo viste, a qué hora llega a casa– desembocan en
la completa anulación de Erika, en la condena a una existencia anodina y
grisácea, desprovista de todo atisbo de emoción: un fluir vacuo de rutina
sistematizada que, en el fondo de sus entrañas, atormenta sobremanera a la
profesora y sus instintos libidinosos apagados desde hace décadas.
Madre e hija tienen escenas de tremenda brutalidad,
pero también está el contrapunto de la escena en que Erika se arroja en la cama
sobre la madre, y la cubre de besos. Hecho que ella interpreta como "cochinadas", besos
casi sexuales, y trata de quitársela de encima. Erika no parece odiarla
conscientemente, sino más bien todo lo contrario.
Pero esa madre
la ha convertido en una reprimida incapaz de sentir no solo deseo sino incluso
el menor placer. Es un pedazo de hielo. Ni siquiera cuando se automutila con
cuchillas, observándose con frialdad, es capaz de experimentar una sensación,
aunque sea de dolor.
Walter Klemmerer es uno de sus alumnos más
aventajados. Klemmerer es joven, fuerte, atractivo, simpático, amante de la
naturaleza y excelente deportista; representa el universo de los sentidos,
aquél que le ha sido negado sistemáticamente a su profesora.
Podría ser también esa historia de "amor"
tan sui géneris entre Erika y el joven Klemmer, quien desea posearla, y
olvidarla. Son escenas tormentosas, en las que el joven se somete no de buen
grado a los caprichos de la profesora, a la cual admira por sus conocimientos
musicales.
A lo largo de la novela se iría incrementando la
tensión entre ambos con escenas de sexo y violencia, siempre desgarradoras. En
un momento dado, al conocer los terribles deseos masoquistas de Erika él se
derrumba y le pierde el respeto y el amor, hasta llegar a satisfacerla en sus
deseos, cuando ella ya no lo deseaba.
Se suele decir que Elfriede Jelinek es una escritora
feminista. Ella afirma que toda mujer capaz de pensar no es otra cosa que una
feminista. En sus obras, y especialmente en La pianista, las mujeres no son
meras víctimas del sometimiento masculino, sino que asumen el rol de cómplices.
Jelinek
critica el sexo masculino y pinta con cierto victimismo a la mujer, siempre
objeto de los caprichos del hombre brutal. Se trata de una novela sobre
relaciones de poder, usando como metáfora el sexo. Poder de la madre sobre
Erika, de Erika sobre Klemmer y viceversa, sobre Erika y sus alumnos, con los
cuales es dura y exigente, poder de los hombres sobre las mujeres, etc...
Pone en evidencia lo que es capaz de lograr un exceso
de exigencia de perfección, como el de la madre hacia su hija, "un
genio", el exceso de amor, que transforma a los hijos de esa madre
terrible en inútiles sociales, además de crear un vínculo de dependencia
psicológica traumático.
Textos:
Un detalle interesante es la ubicación de la escritora
con relación a su (s) texto (s). Ella parece estar siempre a una distancia
prudencial de los personajes, a los que observa, juzga, y en la mayoría de los
casos desprecia. La distancia le permite intervenir en muchos momentos
ampliando el campo donde ha situado la escena, mostrando el escenario de
inserción del o de los personajes, en una combinatoria espacial y temporal. Es
como un científico que observa el accionar de especímenes que conoce
profundamente, pero que no dejan de asombrarla.
Jelinek no mira a sus personajes con frialdad; por el
contrario, los mira apasionadamente... pero las pasiones que le despiertan son
pasiones negativas -para decirlo de alguna forma-: rechazo, desprecio, odio.
Su estilo de escritura se caracteriza por el uso del
tiempo presente, la frialdad y desapasionamiento en la descripción de hechos
terribles, y, sobre todo, de los sentimientos y emociones más extremos, la
abundancia de metáforas y símiles extraordinarios para caracterizar sucesos
cotidianos (que provocan una impactante sensación de extrañamiento), la crítica
sin concesiones tanto a las relaciones entre sexos, como al capitalismo, a su
propio país, Austria, etc...
Es tan implacable que es imposible no sentir desasosiego
leyendo sus líneas. Pero aporta una nueva visión y rompe los esquemas en un
panorama literario aburrido, mediocre y acomodaticio. Elfriede no exagera un
ápice cuando asegura que la furia es el motor a partir del cual nace su
escritura. La furia forjada por las injusticias, del tipo que sean.
La
película de Haneke
Música: Martin Achenbach Fotografía:Christian
Berger.
“La pianiste” (conocida en España como La
pianista y en Hispanoamérica como La profesora de piano) es una película
franco-austríaca de 2001 dirigida por Michael Haneke y protagonizada por
Isabelle Huppert y Benoît Magimel. Su guion, escrito por el propio Haneke, es una
adaptación de la novela homónima de Elfriede Jelinek.
Se estrenó el 14 de mayo de 2001 en el
Festival de Cannes, donde consiguió el Gran Premio del Jurado y su pareja
protagonista fue galardonada con los dos premios a la mejor interpretación.
En favor de Isabelle Huppert, huelga decir
que realiza una interpretación sobresaliente, dando vida a uno de los
personajes más complejos de la filmografía de Haneke. Con sobriedad, elegancia
y mesura es capaz de encarnar a la desagradable Erika Kohut. Además de su excelente
interpretación, es ella la que toca el piano.
Premios
y nominaciones
Festival de Cannes Palma de Oro Michael
Haneke Mejor actor: Benoît Magimel Mejor
actriz: Isabelle Huppert.
Diciembre de 2001 Premios del Cine Europeo
Mejor actriz:Isabelle Huppert .
Diciembre de 2001Festival Camerimage Rana
de oro a la mejor fotografía.
2001 Gremio ruso de críticos de cine Mejor
película extranjera. Mejor actriz extranjera Isabelle Huppert.
Febrero de 2002 Premios BAFTA Mejor
película de habla no inglesa Veit Heiduschka.
Mejor actriz secundaria Annie Girardot
2002 Premios César.
Festival Internacional de Cine de Seattle 2002
Mejor actriz Isabelle Huppert.
Junio de 2002 Premios del Cine Alemán Mejor película extranjera
Julio de 2002 Festival de Cine de Pula Mejor actriz - Película extranjera
Marzo de 2003 Premios Independent Spirit Mejor
película en lengua no inglesa
La
música en la Pianista
Haneke considera, que a veces la música no
es utilizada en el cine como se debería. Él no la usa para ocultar ciertas
lagunas argumentales ni personajes mal construidos, como podrían hacer (y de
hecho hacen) otros directores. Define la música como el elixir de la vida, y
afirma que en el cine no debería utilizarse a la ligera:
Michael Haneke |
““La vida sin música sería difícil de soportar. Es el mayor placer que
alguien puede experimentar. De todos los artes, la música es el que más se
acerca al cine. La literatura y el teatro son importantes, por supuesto, pero
la música es un factor decisivo en una película, y puede hacer que ésta triunfe
o fracase.” “La música de Bach puede acercarte al cielo, a algún lugar entre el
cielo y la tierra”.
Haneke no introduce la música de forma
aleatoria en este film. Un buen ejemplo lo encontramos en la secuencia más
insospechada: mientras Erika se dirige a la cabina de visionado de películas
porno, la acompaña el Piano Trio Nº2, II. La belleza y la sordidez van de la
mano a ritmo de uno de los compositores más sobresalientes de principios del
siglo XIX: Franz Schubert.
Pero éste no es el único compositor que
Haneke ha elegido: Schumann, Chopin y Bach completan la banda sonora, en sus
diferentes estilos. Las piezas de éste último fueron extraídas de la novela de
Elfriede Jelinek, el resto de composiciones fueron elegidas por el director.
Se trata, por tanto, de una película que
desprende calidad por los cuatro costados. Muy recomendable para el espectador
si busca una gran interpretación, una buena historia o simplemente una
magnífica banda sonora. En mi opinión, los tres componentes que conforman una
buena película.
Enlaces sobre la película:
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