22 nov 2016

Miguel de Cervantes Saavedra I


Miguel de Cervantes


Artículo destacado



Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español.


Está considerado la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha”, conocida habitualmente como el “Quijote”, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia. Se le ha dado el sobrenombre de «Príncipe de los Ingenios».






Vida

Infancia y juventud

Desde el siglo XVIII está admitido que el lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes fue Alcalá de Henares, dado que allí fue bautizado y que de allí aclaró ser natural en la llamada “Información de Argel” (1580). La torre de la iglesia de Santa María la Mayor, donde fue bautizado, resultó destruida en un incendio durante la Guerra Civil Española.

Alcalá de Henares

El día exacto de su nacimiento es menos seguro, aunque lo normal es que naciera el 29 de septiembre, fecha en que se celebra la fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de recibir el nombre del santoral del día del nacimiento. Miguel de Cervantes fue bautizado el 9 de octubre de 1547.

Sus abuelos paternos fueron el licenciado en leyes Juan de Cervantes y doña Leonor de Torreblanca, hija de Juan Luis de Torreblanca, un médico cordobés. 
Su padre se llamaba Rodrigo de Cervantes (1509-1585). Lo educaron para ser cirujano, oficio más parecido al antiguo título de practicante que a nuestra idea de médico, pero la secuela de una enfermedad infantil lo dejó desde niño con una extrema sordera. Don Rodrigo no pudo seguir estudios continuados no solo por su sordera, sino por el carácter inquieto e itinerante de su familia, que llegó a moverse entre Córdoba, Sevilla, Toledo, Cuenca, Alcalá de Henares, Guadalajara y Valladolid, que se sepa; sin embargo aprendió cirugía de su abuelo materno cordobés y del padrastro, también médico, que lo sucedió, sin llegar a contar nunca con un título oficial.


Según algunos cervantistas, Cervantes poseía ascendencia conversa por ambas líneas familiares; por el contrario, su último biógrafo afirma que no está probado. Sin lugar a dudas para Mateo Alemán; en todo caso, la familia Cervantes estaba muy bien considerada en Córdoba y ostentaba allí y en sus cercanías cargos importantes.
 El padre del escritor, Rodrigo, casó con Leonor de Cortinas, de la cual apenas se sabe nada, excepto que era natural de Arganda del Rey. Los hermanos de Cervantes fueron Andrés (1543), Andrea (1544), Luisa (1546), que llegó a ser priora de un convento carmelita; Rodrigo (1550), también soldado, que le acompañó en el cautiverio argelino; Magdalena (1554) y Juan, solo conocido porque su padre lo menciona en el testamento.

Casa Cervantes (Valladolid)

Hacia 1551, Rodrigo de Cervantes se trasladó con su familia a Valladolid. Por deudas, estuvo preso varios meses y sus bienes fueron embargados. En 1556 se dirigió a Córdoba para recoger la herencia de Juan de Cervantes, abuelo del escritor, y huir de los acreedores.
No existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios. Parece ser que pudo haber estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla. También es posible que estudiara en algún colegio de la Compañía de Jesús, ya que en la novela “El coloquio de los perros” describe un colegio de jesuitas con una precisión que parece propia de su experiencia estudiantil.



En 1566 se estableció en Madrid. Asistió al Estudio de la Villa, regentado por un buen catedrático de gramática, el filoerasmista Juan López de Hoyos, quien en 1569 publicó un libro sobre la enfermedad y muerte de la reina Isabel de Valois, la tercera esposa de Felipe II. López de Hoyos incluye en ese libro dos poesías de Cervantes, a quien llama “nuestro caro y amado discípulo”. Esas son sus primeras manifestaciones literarias. En estos años Cervantes se aficionó al teatro viendo las representaciones de Lope de Rueda, como afirma en el prólogo que puso a sus “Ocho comedias y ocho entremeses” (1615). Y, según declara en la segunda parte del “Quijote” por boca de su personaje principal, en su juventud «se le iban los ojos tras la farándula» (Don Quijote, II, 12).


Viaje a Italia y la batalla de Lepanto

Roma siglo XVI
Se ha conservado una providencia de Felipe II, que data de 1569, donde manda prender a Miguel de Cervantes, acusado de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura, maestro de obras. 

Podría ser este el motivo que le hizo pasar a Italia. Llegó a Roma en diciembre del mismo año. Allí leyó los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto, que tanto influirán en el “Don Quijote” según Marcelino Meléndez Pelayo, y los “Diálogos de amor” del judío sefardita León Hebreo (Yehuda Abrabanel), de inspiración neoplatónica, que determinarán su idea del amor. 

Cervantes se imbuye del estilo y del arte de Italia, y guardará siempre tan gratísimo recuerdo de aquellos estados, que al principio de   ”El Licenciado vidriera”, una de sus Novelas Ejemplares, hace poco menos que una guía turística de ella.
Se pone al servicio de Giulio Acquaviva, que será cardenal en 1570 y a quien probablemente conoció en Madrid. Le siguió por Palermo, Milán, Florencia, Venecia, Parma y Ferrara, itinerario que también aparece admirativamente comentado en “El licenciado Vidriera”. 

Pronto lo dejará para ocupar la plaza de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Moncada. Embarcó en la galera Marquesa. El 7 de octubre de 1571 participó en la batalla de Lepanto, «la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros», formando parte de la armada cristiana, dirigida por don Juan de Austria, hermanastro del rey, y donde participaba uno de los más famosos marinos de la época, el marqués de Santa Cruz, que residía en La Mancha, en Viso del Marqués. 

Batalla de lepanto (1571)

Miguel de Cervantes estaba malo y con calentura, y el capitán... y otros muchos amigos suyos le dijeron que estuviese abajo en la cámara de la galera. Miguel de Cervantes respondió que qué dirían de él si no hacía lo que debía. Peleó como valiente soldado en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó. De dicha batalla naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, que quedó estropeada.
De ahí procede el apodo de “Manco de Lepanto” que se interpreta mal, pues la mano izquierda no le fue cortada, sino que se le anquilosó al perder el movimiento de ella cuando un trozo de plomo le seccionó un nervio; estaba, pues, tullido de la mano izquierda.
Aquellas heridas no debieron ser demasiado graves pues, tras seis meses de permanencia en un hospital de Messina, Cervantes reanudó su vida militar en 1572. Tomó parte en las expediciones navales de Navarino (1572), Corfú, Bizerta y Túnez (1573). En todas ellas bajo el mando del capitán Manuel Ponce de León y en el aguerrido tercio de Lope de Figueroa, personaje que aparece en ”El Alcalde de Zalamea”, de Pedro Calderón de la Barca.
Después recorrió las principales ciudades de Sicilia, Cerdeña y Génova y la Lombardía. Y permaneció finalmente dos años en Nápoles, hasta 1575.

Cautiverio en Argel

Cautiverio de Argel  (1575-1680)

Durante su regreso desde Nápoles a España a bordo de la galera Sol, una flotilla turca comandada por Mami Arnaute, hizo presos a Miguel y a su hermano Rodrigo, el 26 de septiembre de 1575. Fueron capturados a la altura de Cadaqués de Rosas o Palamós, (Costa Brava), y llevados a Argel. Cervantes es adjudicado como esclavo al renegado griego Dali Mamí. El hecho de habérsele encontrado en su poder las cartas de recomendación que llevaba de don Juan de Austria y del duque de Sessa hizo pensar a sus captores que Cervantes era una persona muy importante y por quien podrían conseguir un buen rescate. Pidieron quinientos escudos de oro por su libertad.



En los cinco años de aprisionamiento, Cervantes, hombre nada acomodaticio y con un fuerte espíritu y motivación, trató de escapar en cuatro ocasiones organizando él mismo los cuatro intentos. Para evitar represalias en sus compañeros de cautiverio, se hizo responsable de todo ante sus enemigos y prefirió la tortura a la delación.
Gracias a la información oficial y al libro de fray Diego de Haedo “Topografía e historia general de Argel” (1612), se tienen noticias importantes sobre el cautiverio. Tales notas se complementan con sus comedias “Los tratos de Argel”, “Los baños de Argel” y el relato conocido como «Historia del Cautivo» inserto en la primera parte del “Quijote”, entre los capítulos 39 y 41.
Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que la obra publicada por Haedo no era suya. A ser cierto, la obra de Haedo no es sino uno más de los escritos del mismo Cervantes que ensalzan su heroísmo.

El primer intento de fuga fracasó porque el moro que tenía que conducir a Cervantes y a sus compañeros a Orán, los abandonó en la primera jornada. Los presos tuvieron que regresar a Argel, donde fueron encadenados y vigilados más que antes. Mientras tanto, la madre de Cervantes había conseguido reunir cierta cantidad de ducados con la esperanza de poder rescatar a sus dos hijos. 


En 1577 se concertaron los tratos, pero la cantidad no era suficiente para rescatar a los dos. Miguel prefirió que fuera puesto en libertad su hermano Rodrigo, quien regresó a España. Rodrigo llevaba un plan elaborado por su hermano para liberarlo a él y a sus catorce o quince compañeros más. Cervantes se reunió con los otros presos en una cueva oculta, en espera de una galera española que vendría a recogerlos. 






La galera, efectivamente, llegó e intentó acercarse por dos veces a la playa; pero, finalmente, fue apresada. Los cristianos escondidos en la cueva también fueron descubiertos, debido a la delación de un cómplice traidor, apodado “El Dorador”. Cervantes se declaró como único responsable de organizar la evasión e inducir a sus compañeros. El bey (gobernador turco) de Argel, Azán Bajá, lo encerró en su «baño» o presidio, cargado de cadenas, donde permaneció durante cinco meses.

Orán
El tercer intento lo trazó Cervantes con la finalidad de llegar por tierra hasta Orán. Envió allí a un moro fiel con cartas para Martín de Córdoba, general de aquella plaza, explicándole el plan y pidiéndole guías. Sin embargo, el mensajero fue preso y las cartas descubiertas. En ellas se demostraba que era el propio Miguel de Cervantes quien lo había tramado todo. Fue condenado a recibir dos mil palos, sentencia que no se cumplió porque muchos fueron los que intercedieron por él.




El último intento de escapar se produjo gracias a una importante suma de dinero que le entregó un mercader valenciano que estaba en Argel. Cervantes adquirió una fragata capaz de transportar a sesenta cautivos cristianos. Cuando todo estaba a punto de solucionarse, uno de los que debían ser liberados, el ex dominico doctor Juan Blanco de Paz, reveló todo el plan a Azán Bajá. Como recompensa el traidor recibió un escudo y una jarra de manteca. Azán Bajá trasladó a Cervantes a una prisión más segura, en su mismo palacio. Después, decidió llevarlo a Constantinopla, donde la fuga resultaría una empresa casi imposible de realizar. De nuevo, Cervantes asumió toda la responsabilidad. 



padres trinitarios
En mayo de 1580, llegaron a Argel los padres trinitarios (orden religiosa que se ocupaba de tratar de liberar cautivos, incluso se cambiaban por ellos), fray Antonio de la Bella y fray Juan Gil. Fray Antonio partió con una expedición de rescatados. Fray Juan Gil, que únicamente disponía de trescientos escudos, trató de rescatar a Cervantes, por el cual se exigían quinientos. El fraile se ocupó de recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que faltaba. La reunió cuando Cervantes estaba ya en una de las galeras en que Azán Bajá zarparía rumbo a Constantinopla, atado con «dos cadenas y un grillo».




Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos, Cervantes es liberado el 19 de septiembre de 1580. El 24 de octubre regresó, al fin, a España con otros cautivos también rescatados. Llegó a Denia, desde donde se trasladó a Valencia. En noviembre o diciembre regresó con su familia a Madrid.


Regreso a España

En mayo de 1581, Cervantes se trasladó a Portugal, donde se hallaba entonces la corte de Felipe II, con el propósito de encontrar algo con lo que rehacer su vida y pagar las deudas que había contraído su familia para rescatarle de Argel. Le encomendaron una comisión secreta en Orán, puesto que él tenía muchos conocimientos de la cultura y costumbres del norte de África. Por ese trabajo recibió 50 escudos.

Catalina de Salazar y Palacios

Volvió a Lisboa y a finales de año volvió a Madrid. En febrero de 1582, solicita un puesto de trabajo vacante en las Indias, sin conseguirlo. En estos años, el escritor tiene relaciones amorosas con Ana Villafranca (o Franca) de Rojas, la mujer de Alonso Rodríguez, un tabernero. De la relación nació una hija que se llamó Isabel de Saavedra, que él reconoció, pero con la que no se llevó muy bien.

El 12 de diciembre de 1584, contrae matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios en el pueblo toledano de Esquivias. Catalina era una joven que no llegaba a los veinte años y que aportó una pequeña dote. No tuvieron hijos y Cervantes pasó largas temporadas en Esquivias; de hecho, se inspiró en la familia de su mujer para algunos personajes de su Quijote, como ha descubierto Sabino de Diego. A los dos años de casados, Cervantes comienza sus extensos viajes por Andalucía.

 
 
Es muy probable que entre los años 1581 y 1583 Cervantes escribiera  ”La Galatea”, su primera obra literaria en volumen y trascendencia. Se publicó en Alcalá de Henares en 1585. Hasta entonces solo había publicado algunas composiciones en libros ajenos, en romanceros y cancioneros, que reunían producciones de diversos poetas.
“La Galatea” apareció dividida en seis libros, aunque solo escribió la «primera parte». Cervantes no perdió nunca el propósito de continuar la obra; sin embargo, jamás llegó a imprimirse. En el prólogo la obra es calificada como «égloga » y se insiste en la afición que Cervantes ha tenido siempre a la poesía. Pertenece al género de la novela pastoril.
El matrimonio con su esposa no resultó. Se separó de ella a los dos años, sin haber llegado a tener hijos. Él estrenó en la literatura española el tema del divorcio, entonces imposible en un país católico, con el entremés “El juez de los divorcios”.




Últimos años

En 1587, viajó a Andalucía como comisario de provisiones de la Armada Invencible. Durante los años como comisario, recorrió una y otra vez el camino que va de Madrid a Andalucía, pasando por Toledo y Ciudad Real. Ese es el itinerario de “Rinconete y Cortadillo”.
Se estableció en la ciudad de Sevilla el 10 de enero de 1588, desde donde recorrerá pueblos como Écija, Estepa, Arahal, Marchena y La Puebla de Cazalla recogiendo productos como aceituna, trigo y cebada, como comisario de abastos de los barcos reales. El embargo de bienes de la Iglesia llevó al Provisor del Arzobispado de Sevilla a dictar sentencia de excomunión contra Cervantes y a ordenar al vicario de Écija que pusiera en tablillas al excomulgado.
 A partir de 1594, será recaudador de impuestos atrasados (tercias y alcabalas), empleo que le acarreará numerosos problemas y disputas, puesto que era el encargado de ir casa por casa recaudando impuestos, que en su mayoría iban destinados a cubrir las guerras en las que estaba involucrada España. 

Sevilla siglo XVI

Es encarcelado en 1597 en la Cárcel Real de Sevilla, entre septiembre y diciembre de ese año, tras la quiebra del banco donde depositaba la recaudación. Supuestamente Cervantes se había apropiado de dinero público y sería descubierto tras ser encontradas varias irregularidades en las cuentas que llevaba. En la cárcel «engendra»”Don Quijote de La mancha”, según el prólogo a esta obra. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a escribirlo mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí.
El otro encarcelamiento documentado de Cervantes fue muy breve, en Castro del Río (Córdoba) en 1592. No consta que haya estado nunca en la cueva de Medrano, en Argamasilla de Alba.

Por entonces inicia su carrera dramática Miguel de Cervantes sobre postulados renacentistas y clasicistas: respeto a las tres unidades aristotélicas y no mezclar lo trágico y lo cómico, como recomendaba Horacio en su “Arte poética”

Lope de Vega
Cervantes amaba el teatro desde su niñez (en el “Quijote” abunda el diálogo). Arriesgó con algunas innovaciones como reducir las comedias a tres actos o utilizar personajes alegóricos y tuvo un cierto éxito hasta que triunfó Lope de Vega con una fórmula más moderna expresa en 1609, cuando difundió su “Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo” y todos lo siguieron, de suerte que ya ningún empresario teatral («autor» en la lengua de la época) quiso comprarle a Cervantes sus comedias, que aparecían como anticuadas. Lope de Vega notó la ojeriza que le tomó Cervantes por este hecho, expresa en las críticas clasicistas que contiene su “Don Quijote” (I, 48) hacia su teatro, pero después Cervantes asumió a regañadientes la nueva fórmula. 



Más tarde (1615), en el melancólico prólogo que pondrá a sus “Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados”, hablará de su experiencia teatral.

Teatro del Príncipe
Como dramaturgo Cervantes sobresalió en un género: el entremés, así como en las comedias en que describe sus experiencias personales como esclavo cautivo de los musulmanes en Argel: “El trato de Argel”, su refundición “Los baños de Argel” y “La gran sultana”, que figuran dentro del subgénero denominado «comedia de cautivos». También pueden considerarse obras maestras su tragedia “El Cerco de Numancia” (1585) y la comedia “El rufián dichoso”. Hace poco se ha recuperado una tragedia que se consideraba perdida, la “Jerusalén”.

 



En 1604 se instaló en Valladolid (Corte Real—desde 1601— de Felipe III). El mismo año 1604Antonio de Herrera y Tordesillas, Cronista de Indias y Censor de la obra de Miguel de Cervantes, autorizó la impresión. Y en enero de 1605 publicó la primera parte de la que será su principal obra: “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”. Ello marcó el comienzo del realismo como estética literaria y creó el género literario de la novela moderna, la novela polifónica, de amplísimo influjo posterior, mediante el cultivo de lo que llamó «una escritura desatada» en la que el artista podía mostrarse «épico, lírico, trágico, cómico» en el crisol genuino de la parodia de todos los géneros. La segunda parte no aparece hasta 1615: “El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha”.
Ambas obras le ganan un puesto en la historia de la literatura universal y junto con Dante Alighieri, William Shakespeare, Michel de Montaigne y Goethe en un autor canónico de la literatura occidental.






Entre las dos partes del Quijote aparecen en 1613 las Novelas Ejemplares, un conjunto de doce narraciones breves, compuestas algunas de ellas muchos años antes. Su fuente es propia y original. En ellas explora distintas fórmulas narrativas como la sátira lucianesca (“El coloquio de los perros”), la novela picaresca (“Rinconete y Cortadillo”), la miscelánea (“El licenciado vidriera”), la novela bizantina (“La española inglesa,” “ El amante liberal”) o, incluso, la novela policiaca  (“La fuerza de la sangre”). De dos de ellas, como por ejemplo “El celoso extremeño”, existe una segunda edición. Solo esta colección de novelas habría podido en sí misma haberle creado un puesto muy destacado en la historia de la literatura castellana.
 
La crítica literaria fue una constante en su obra. Aparece en la Galatea, en el Quijote y a ella le consagró el “Viaje del Parnaso” (1614) extenso poema en tercetos encadenados. En 1615, publica  ”Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados”, pero su drama más popular hoy, “La Numancia”, además de ”El Trato de Argel”, quedó inédito hasta el siglo XVIII.
Un año después de su muerte, aparece la novela ”Los trabajos de Persiles y Sigismunda”, cuya dedicatoria a Pedro Fernández de Castro y Andrade VII conde de Lemos, su mecenas durante años, y a quien están también dedicadas la segunda parte del Quijote y las Novelas ejemplares, y que firmó apenas dos días antes de morir, resulta una de las páginas más conmovedoras de la literatura española.





“Persiles” es una novela bizantina que, según el autor, pretendía competir con el modelo clásico griego de Heliodoro; tuvo éxito, pues conoció algunas ediciones más en su época, pero fue olvidada y oscurecida por el triunfo indiscutible de su “Don Quijote”. Cervantes utiliza un grupo de personajes como hilo conductor de la obra, en vez de dos. Anticipa, además, el llamado realismo mágico dando entrada a algunos elementos fantásticos. En cierto modo, cristianiza el modelo original utilizando el tópico del homo viator, alcanzándose el clímax al final de la obra con la anagnórisis de los dos enamorados principales, llamados hasta entonces Periandro y Auristela, en la ciudad santa de Roma. En realidad, “Persiles” es una novela de estructura e intenciones muy complejas.
La influencia de Cervantes en la literatura universal ha sido tal, que la misma lengua española suele ser llamada la lengua de Cervantes.

Muerte y tumba de Cervantes



Cervantes falleció en Madrid a la edad de 68 años de diabetes, en la conocida Casa de Cervantes, situada en el barrio de las Letras o barrio de las Musas, en el entorno del conocido Madrid de los Austrias. Cervantes deseó ser enterrado en la iglesia del convento de Las Trinitarias Descalzas, en el mismo barrio.

Convento Trinitarias Descalzas (Madrid)
El convento actual fue construido en distintas fases. En el momento en que Cervantes fue enterrado allí, el convento tenía una capilla pequeña con acceso por la calle Huertas, pero posteriormente fue edificada una iglesia mayor en el mismo sitio y se trasladó a este nuevo templo a las personas que se encontraban enterradas en el anterior. El cuerpo de Cervantes también fue trasladado pero se desconocía el lugar exacto en el que se encontraba.
En julio de 2011 el historiador Fernando de Prado se proponía encontrar los restos de Cervantes, explorando las diferentes partes del convento, de 3000 metros cuadrados, para investigar mejor su aspecto físico y las causas de su muerte.

El 24 de enero de 2015, un equipo de arqueólogos, liderado por el forense Francisco de Etxeberría, anunció haber encontrado un ataúd con las iniciales «M.C.», que fue sometido a estudio. Se llegó a la conclusión de que los huesos no correspondían a los del escritor.

Aspecto físico
 
Cervantes retrato de Jáuregui

Cervantes fue retratado en su tiempo por el pintor Juan de Jáuregui. Si bien, pasada la fecha de su fallecimiento pueden encontrarse multitud de retratos del escritor, ninguno es auténtico. El único «retrato» auténtico, y la única alusión al perdido retrato de Jáuregui, se encuentran en la autodescripción que el autor colocó al principio de sus Novelas Ejemplares, que se publicaron en 1613, cuando Cervantes tenía ya 66 años.
Por una carta de Lope de Vega se sabe también que Cervantes usaba anteojos (gafas de pinza) para leer, un instrumento entonces tan caro que, cuando se le rompieron los cristales, no quiso repararlos.





Alcances artísticos

Cervantes es sumamente original. Parodiando un género que empezaba a periclitar, como el de los libros de caballerías, creó otro género sumamente vivaz, la novela polifónica, donde se superponen las cosmovisiones y los puntos de vista hasta confundirse en complejidad con la misma realidad, recurriendo incluso a juegos metaficcionales.

En la época, la épica podía escribirse también en prosa, y con el precedente en el teatro del poco respeto a los modelos clásicos de Lope de Vega, le cupo a él en suma, fraguar la fórmula del realismo en la narrativa tal y como había sido preanunciada en España por toda una tradición literaria desde el “Cantar del Mío Cid”, ofreciéndosela a Europa, donde Cervantes tuvo más discípulos que en España.

La novela realista entera del siglo XIX está marcada por este magisterio. Por otra parte, otra gran obra maestra de Cervantes, las Novelas ejemplares, demuestra la amplitud de miras de su espíritu y su deseo de experimentar con las estructuras narrativas. 


8 nov 2016

Ángel Ieiazel



Ángel Ieiazel



 Ángel número: 40  
Pertenece a la jerarquía de las Potencias. Se sitúa en la esfera de Geburah y trabaja en asuntos relacionados con la esfera Yesod.
 
Significa: Dios que Regocija
 
Esencia que aporta: Consuelo y Regocijo.
 
Planeta: Marte - Signo: Libra   Color el violeta y su piedra la amatista, la cual proporciona paz y tranquilidad.





El 40 como número sagrado

La Biblia es un texto sagrado que está lleno de números y asigna a éstos un significado simbólico. El número 40 está asociado con la penitencia, pero se asocia con la purificación y el aprendizaje vía disciplina lo cual puede dar lugar a un crecimiento espiritual o bien, a ruina y alejamiento de Dios.
Ejemplos bíblicos:


La primera mención bíblica trascendente de esta cifra es la registrada en  Génesis 7:3, 4  leemos: “Voy a hacer que llueva sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y ciertamente borraré de sobre la superficie del suelo toda cosa existente que he hecho”.




Los descendientes de Adán, habían entrado en complicidad con los ángeles rebeldes y juntas, estas tres razas, ángeles, nefilim y humanos,  forzaron la mano de Dios, quien envió el Diluvio. Cuarenta días depurativos de intensa precipitación  pluvial hicieron que la Tierra no sólo se librara de la maldad que en ella habitaba, sino que la transformó por completo  pues su geografía se vio seriamente afectada. Para la Tierra y el género humano, el numero 40 significó purificación y esto fue del agrado de Jehová.





La vida de Moisés bien puede ser dividida en tres partes de 40 años cada una. Durante los primeros 40 años se identificó con los valores mundanos. Al término de estos cuarenta años aprendió sus incapacidades y limitaciones, aprendió a depender en todo de Jehová. Pero a partir de los siguientes 40, se entregó al servicio de Dios. Se le apareció un ángel en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza.  Este hombre sacó  al pueblo de Israel de la esclavitud, después de efectuar portentos presagiosos y señales en Egipto y en el mar Rojo y en el desierto por cuarenta años (Hechos 7:29-36).

A sus 80 años, estaba listo para servir a Dios. Durante los últimos cuarenta años de su vida su fe se cristalizó, disfruto de dos privilegios  exclusivos de su persona, por un lado Jehová le permitió ver “parte de su espalda” y por otro lado, Dios le transmitió la ley “boca a boca”.



El registro bíblico nos indica de dos personas que con toda seguridad ayunaron por un periodo de 40 días y noches de manera consecutiva, Moisés y Jesús.  Moisés lo hizo en dos ocasiones consecutivas, sólo con intercalo de un par de días entre cada ocasión. Se menciona en la Biblia a una tercera persona la cual aparentemente también ayunó por 40 días, Elías.

Los ayunos bíblicos tenían dos objetivos, penitencia o santificación. La verdadera  santificación y la verdadera penitencia vienen por medio de despreciar en nuestro corazón y desechar todas y cada una de las practicas que envilecen nuestro ser y al mismo tiempo potenciar las cualidades que exalten nuestra naturaleza espiritual, tales como el amor, la misericordia, la generosidad.



El numero 40 está ligado a periodos de prueba tanto a nivel individual como a nivel colectivo, así fue en el caso de los diferentes pueblos que convivieron con el pueblo de Israel, así como al propio pueblo de Dios. Por ejemplo a Israel se le probó su fe por un periodo de 40 días mientras los 12 espías revisaban la tierra prometida (Números 13:25).
La impaciencia y falta de fe,  hizo que Dios decidiera castigarlos durante 40 años de vagar por el desierto  y exterminar así a la generación adulta, aquellos que habían sido testigos del poder Divino y de su cuidado amoroso y sin embargo cedieron a la duda y al temor al hombre. Esta penitencia de 40 años cumplió además otro propósito, preparó físicamente a los jóvenes israelitas para la difícil prueba que sería tomar la tierra de Canaán, esto se logró a través del maná (Números 14:33, 34; 32:12, 13; Deuteronomio 2:7; Éxodo 16:34, 35). 


En épocas posteriores de la historia de Israel se vieron periodos de 40 años en donde dependiendo del obrar del pueblo, o recibían paz de parte de Dios o se les daba en mano de sus enemigos por periodos de 40 años (Jueces 3:11; 13:1).
Naciones enemigas del pueblo de Dios también recibieron su oportunidad de cambiar. A Nínive solo le bastaron 40 días para volver su corazón a buscar a Dios  (Jonás 3:3, 4), pero Egipto necesitó reprimenda de 40 años y ni así buscó a Jehová (Ezequiel 29:8-16).


 En su ley Jehová prescribía que se azotara a ciertos malhechores con cuarenta varazos, algo que ciertamente grabaría en su mente lo errado de su proceder, (Deuteronomio 25:2, 3).

El camino que Jehová  hizo andar a su pueblo durante  cuarenta años en el desierto, era a fin de humillarle, de ponerle a prueba en cuanto a si guardarían sus mandamientos o no. El resultado de estos periodo de prueba dependía única y exclusivamente del corazón del individuo o de los pueblos según fuese el caso y  según Jesús, el corazón  es la fuente de todas nuestras acciones (Mateo 15:17-20).
Dos menciones bíblicas del número 40. Las medidas del Templo (Ezequiel 41:1-4) y el periodo de 40 días  que Jesús utilizo para fortalecer a sus discípulos después de su resurrección (Hechos 1:3).

Desde el punto de vista cabalístico, el número 40 representa las cuatro fases del Proceso Creador que nos lleva a la Perfección. 40 son los peldaños que nos separan para alcanzar la Perfección de la Conciencia que nos permitirá comunicarnos conscientemente con la Divinidad.



Atributos de Ieiazel

El número 40 de Ieiazel nos habla  pues, del último día del ayuno, del último año de la travesía del desierto o del último día del diluvio. Es el que marca el final de lo antiguo y el principio de lo nuevo y renacido.
Ieiazel nos ayudará a  finalizar una etapa de desconsuelo y desasosiego. No se trata del consuelo que se tiene contra lo inevitable de un mal, sino del consuelo que se obtiene cuando algo muy esperado se cumple y nuestra alma se regocija porque los esfuerzos desplegados han dado el resultado anhelado.
Gracias a su ayuda, podemos rectificar nuestro camino y recuperar el rumbo correcto que nos ha de llevar al recuentro con nuestra divinidad interna. El trabajo principal se centra en poner orden en nuestro mundo emocional.

Por lo tanto, en Ieiazel se da cita el ciclo final del proceso redentor, rectificador, purificador. No se trata de un logro a la ligera, sino del resultado de un laborioso trabajo realizado sobre nuestra naturaleza interna, con el único propósito de recuperar nuestra inocencia perdida, nuestro estado de plenitud paradisiaca.
Ieiazel es el ángel indicado para combatir la tristeza, la depresión y para ayudar a las personas que tienen síndrome de pánico.

Superarás algo que debes dejar atrás y encontrarás facilidad para regenerarte. Nos consuela en el alma y en la mente dándonos la alegría que necesitamos para vivir.




Liberación de los prisioneros. Ahuyenta a los enemigos, tanto a los externos como a los internos. Entre las virtudes de este ángel encontramos la liberación del ser humano, tanto a nivel físico como espiritual. No obstante, recuerda diferentes manifestaciones de los instintos del hombre, como lo son la naturaleza agresiva de sus actos, así como también la necesidad de surgir por encima de los obstáculos. Nos inspira mensajes divinos y llenos de luz. Él hace que el pensamiento y la razón reinen sobre las pasiones. 


Domina sobre la imprenta y la librería influenciando a los hombres de letras y artistas. Serán adictos a la lectura, escritura, pintura, y el estudio de las ciencias. Las artes en general, pues supone un medio de comunicar sentimientos y emociones. Ieiazel posibilitará el contacto de sus influenciados con aquellas personas o medios que posibiliten la difusión de sus obras. 




Inteligente, con una memoria prodigiosa, el protegido de este ángel tiene una idea brillante para resolver problemas.
 Los nacidos bajo la influencia de este ángel se distinguen por ser personas frías, calculadoras y pacientes, las cuales saben aprovechar al máximo las oportunidades que la vida les ofrece y que pocas veces se desesperan ante la adversidad. Son positivos y optimistas, pero siempre manteniendo los pies sobre la tierra. Competente y confiado en sí mismo, puede ocupar altos puestos de liderazgo.
Generoso, está siempre dispuesto a ayudar a los demás; inclusive financieramente, sin importarle si la persona es merecedora de ayuda o no. A pesar de eso casi nunca pasa por apuros financieros.
Su lado sentimental es extremadamente romántico. Todavía cree que sólo el amor vale la pena.

Para invocarlo: Salmo 98. Salmo 87 Salmo 88
Mensaje del Ángel:
 “Tu corazón no será traspasado por el dolor. Él te ha dado consuelo en su regazo, mensajes de amor, rayos de luz. Si encuentras desasosiego y lucha, es porque no estás recordando tu cofre maravilloso, recapacita:¡Ahora tienes todo para liberarte de los enemigos que tú mismo creaste”.





Oración:

 “Ieiazel, Despiértame, Señor, del sueño de la razón, fertiliza mi mente con los puros anhelos, haz que pueda ofrecer a la sociedad que me rodea una visión equilibrada de Tu Reino.
 

Permíteme, Ieiazel, liberarme de los enemigos interiores y exteriores; desprenderme de todo aquello que me mantiene prisionero a los niveles inferiores de tus mundos, a fin de que a través de mi alma pueda correr el mensaje que proclama tus Altos Hechos.
Manténme, Señor, próximo a los hombres, para que no vean en mí un ser extraño; para que puedan escucharme confiados y ser, para ellos, canal hacia el Eterno”.